Caserío de Masca

Masca es una de las mejores muestras de arquitectura popular de la isla

Masca está declarada Bien de Interés Cultural con la figura de conjunto histórico. Sus construcciones tradicionales están confeccionadas con los escasos materiales de los que antaño podían disponer:  piedra volcánica, madera de árboles canarios, caña y barro.

Entre las casas, crecen las esbeltas palmeras. No son solo un adorno, en el pasado eran un recurso muy útil del que se aprovechaba todo: sus frutos servían de alimento al ganado, con sus troncos se elaboraban colmenas y con sus hojas, diversos utensilios artesanos que aún hoy se elaboran como sombreros o escobas.

La abundancia de agua explica por qué la gente vivía en Masca en el pasado

Aún hoy Masca constituye un lugar aislado y de difícil acceso. Resulta increíble imaginar lo dura que pudo ser la vida en este lugar, antes de la construcción de la carretera. Sin embargo, en una isla donde los nacientes de agua eran escasos, contar con un barranco por el que corría el agua todo el año, era una ventaja que no se podía desperdiciar. Por eso, incluso antes de la conquista, ya una pequeña población aborigen aprovechó esta zona para vivir, como lo demuestran los yacimientos encontrados en los alrededores.

En Masca, la agricultura es heroica

Cuando te acerques al caserío de Masca, podrás intentar ponerte en el lugar de las personas que sobrevivían aquí cuando no había siquiera carretera. Tenían agua sí, pero debían transformar las laderas en bancales escalonados para cultivar cereales, papas, coles… Hoy todo es más fácil, pero aún así, en Masca algunas personas siguen poniendo todo su esfuerzo en mantener pequeñas huertas en producción con algunas variedades antiguas de hortalizas. Destaca la cebolla de Masca, una auténtica joya culinaria, con características que la hacen única.